Una patada por tu opinión
Hay un pequeño cuento, de esos con moraleja, que narra la historia de un niño, su abuelo y un burro. Los tres entran a un pueblo, el niño va montado en el burro y el abuelo camina a su lado. La gente de ese pueblo comienza a criticar: “¡Qué niño más desconsiderado, deja al pobre anciano caminando, mientras él va cómodo en el burro!”. El trío oye las críticas y el niño se baja y deja que su abuelo vaya en el burro.
Los tres entran al segundo pueblo y la gente empieza a decir “¡Mira a ese viejo como deja que el pobre niño camine, mientras él va felizmente sobre el animal!”.
Se marchan al tercer pueblo, y esta vez van los dos montados en el burro. La gente empieza a decir “¡Pobre animal, tiene que soportar demasiado peso cargando a ese par!”.
Llegan al cuarto pueblo; tanto el abuelo como el niño van caminando y el burro va sin carga alguna. La gente empieza a decir “¡Pero qué estúpidos, van a pie cuando pueden ir en el burro!”.
El abuelo y el niño se miraron de manera cómplice. Hartos ya de tantas críticas, sacaron sus metralletas y destruyeron al cuarto pueblo, retrocedieron al tercero e hicieron lo mismo… y así sucesivamente hasta llegar al primer pueblucho. Fin.
Bueno, el final no es así, pero es lo que provoca hacer con muchísimas personas.
Hace poco me ocurrió algo que me afectó realmente, y no he podido “superar” en cierta forma lo mal que otro ser humano, al que llamo “amigo”, me hizo sentir (o sea que soy una rencorosa y me muero por desquitarme, pues).
Yo soy una persona callada, lo he sido toda la vida, básicamente porque mi mente está casi siempre en otro lado o porque no tengo absolutamente nada que decir ante las extremadamente respetables opiniones de otros seres humanos (básicamente porque no me gusta pelear). Es diferente cuando estoy en confianza y con gente que aprecio; con ellos sí puedo expresar que mi mente está en otro universo y puedo opinar lo que quiera… o eso creía yo.
Y ahí viene otro problema: tiendo a ser demasiado honesta. No siempre es así, pero todo es relativo ¿no?
Esa persona a la que llamo “amiga” pidió mi opinión sobre una actividad que estaba haciendo. Yo fui honesta y le dije lo que a MÍ me parecía que debía mejorar.
Es curioso, pues ese ser nunca hizo caso a nada de lo que le dije y, sin embargo, seguía pidiéndome consejos, y yo de imbécil seguía tratando de ayudar.
Aclaro que esa “actividad” (no es nada perverso ¿eh? Jajaja) involucraba a muchas personas más. Y yo era una simple espectadora, nada más. ¿Y qué hace un maldito espectador? ¡Dar su opinión! ¿Y qué pensaba yo? Que la “actividad” era aburrida y mala.
Un día, estaba con ese ser al que llamo “amigo” y otra persona (que en absoluto estaba involucrada en la “actividad”) y comenté que a mí me parecía que la “actividad” no era buena. “Es malísima” dije.
¡Oh, sorpresa! El ser humano al que llamo “amigo”, que tanto me había pedido mi opinión y que también había expresado continuamente su rechazo y desagrado a la “actividad” durante MESES, enfureció y me dijo un montón de cosas horribles. Dio a entender, entre muchas cosas, que como yo en esa “actividad” no pintaba nada, entonces NO podía opinar, y cito “y te callas la boca”.
¡Oh, Dios Sapo, cómo me sorprendió eso! Sinceramente, hacía mucho tiempo que las palabras de una persona no me afectaban tanto. ¿Y saben qué es lo que más me molesta? ¡Mi estupidez! ¡Mi soberana estupidez! ¡Debí quedarme callada o mentir!
¿Y es que acaso una persona que ve una película no puede opinar sobre ella así no haya pagado la entrada al cine, por ejemplo? ¿Es que no puedo leer un libro y decir que apesta, aunque yo no haya ayudado a escribir ni una coma? ¿No puedo ver una obra de teatro y decir que es mala, así yo no haya ni siquiera barrido el escenario?
Sí, yo sé que también afecté las emociones de ese ser humano. Lo admito. Sin embargo, no era esa mi intención; solo expresaba mi opinión, que sé que no vale mucho y que a nadie le importa, pero me dio la gana de expresarme. Y lo peor es que el ser humano tampoco me dio oportunidad de decir por qué me parecía malísima la “actividad”.
Cuando por fin la “actividad” se llevó a cabo, esa misma persona tuvo las bolas de preguntarme “¿Qué tal salió?”
Lo confirmo cada día más, la gente es imbécil (me incluyo, claro).
¿Qué aprendí de esto? Nada que no supiera ya, solo que no me había dado cuenta.
Hay una frase de yo-no-sé-quién que dice algo parecido a esto: “Es preferible estar callado y parecer tonto a abrir la boca y no dejar duda”.
Los tres entran al segundo pueblo y la gente empieza a decir “¡Mira a ese viejo como deja que el pobre niño camine, mientras él va felizmente sobre el animal!”.
Se marchan al tercer pueblo, y esta vez van los dos montados en el burro. La gente empieza a decir “¡Pobre animal, tiene que soportar demasiado peso cargando a ese par!”.
Llegan al cuarto pueblo; tanto el abuelo como el niño van caminando y el burro va sin carga alguna. La gente empieza a decir “¡Pero qué estúpidos, van a pie cuando pueden ir en el burro!”.
El abuelo y el niño se miraron de manera cómplice. Hartos ya de tantas críticas, sacaron sus metralletas y destruyeron al cuarto pueblo, retrocedieron al tercero e hicieron lo mismo… y así sucesivamente hasta llegar al primer pueblucho. Fin.
Bueno, el final no es así, pero es lo que provoca hacer con muchísimas personas.
Hace poco me ocurrió algo que me afectó realmente, y no he podido “superar” en cierta forma lo mal que otro ser humano, al que llamo “amigo”, me hizo sentir (o sea que soy una rencorosa y me muero por desquitarme, pues).
Yo soy una persona callada, lo he sido toda la vida, básicamente porque mi mente está casi siempre en otro lado o porque no tengo absolutamente nada que decir ante las extremadamente respetables opiniones de otros seres humanos (básicamente porque no me gusta pelear). Es diferente cuando estoy en confianza y con gente que aprecio; con ellos sí puedo expresar que mi mente está en otro universo y puedo opinar lo que quiera… o eso creía yo.
Y ahí viene otro problema: tiendo a ser demasiado honesta. No siempre es así, pero todo es relativo ¿no?
Esa persona a la que llamo “amiga” pidió mi opinión sobre una actividad que estaba haciendo. Yo fui honesta y le dije lo que a MÍ me parecía que debía mejorar.
Es curioso, pues ese ser nunca hizo caso a nada de lo que le dije y, sin embargo, seguía pidiéndome consejos, y yo de imbécil seguía tratando de ayudar.
Aclaro que esa “actividad” (no es nada perverso ¿eh? Jajaja) involucraba a muchas personas más. Y yo era una simple espectadora, nada más. ¿Y qué hace un maldito espectador? ¡Dar su opinión! ¿Y qué pensaba yo? Que la “actividad” era aburrida y mala.
Un día, estaba con ese ser al que llamo “amigo” y otra persona (que en absoluto estaba involucrada en la “actividad”) y comenté que a mí me parecía que la “actividad” no era buena. “Es malísima” dije.
¡Oh, sorpresa! El ser humano al que llamo “amigo”, que tanto me había pedido mi opinión y que también había expresado continuamente su rechazo y desagrado a la “actividad” durante MESES, enfureció y me dijo un montón de cosas horribles. Dio a entender, entre muchas cosas, que como yo en esa “actividad” no pintaba nada, entonces NO podía opinar, y cito “y te callas la boca”.
¡Oh, Dios Sapo, cómo me sorprendió eso! Sinceramente, hacía mucho tiempo que las palabras de una persona no me afectaban tanto. ¿Y saben qué es lo que más me molesta? ¡Mi estupidez! ¡Mi soberana estupidez! ¡Debí quedarme callada o mentir!
¿Y es que acaso una persona que ve una película no puede opinar sobre ella así no haya pagado la entrada al cine, por ejemplo? ¿Es que no puedo leer un libro y decir que apesta, aunque yo no haya ayudado a escribir ni una coma? ¿No puedo ver una obra de teatro y decir que es mala, así yo no haya ni siquiera barrido el escenario?
Sí, yo sé que también afecté las emociones de ese ser humano. Lo admito. Sin embargo, no era esa mi intención; solo expresaba mi opinión, que sé que no vale mucho y que a nadie le importa, pero me dio la gana de expresarme. Y lo peor es que el ser humano tampoco me dio oportunidad de decir por qué me parecía malísima la “actividad”.
Cuando por fin la “actividad” se llevó a cabo, esa misma persona tuvo las bolas de preguntarme “¿Qué tal salió?”
Lo confirmo cada día más, la gente es imbécil (me incluyo, claro).
¿Qué aprendí de esto? Nada que no supiera ya, solo que no me había dado cuenta.
Hay una frase de yo-no-sé-quién que dice algo parecido a esto: “Es preferible estar callado y parecer tonto a abrir la boca y no dejar duda”.
Y me pregunto ¿Para qué demonios piden mi opinión si no me escuchan, y luego siguen con el mismo problema? ¿Por qué demonios se quejan tanto de algo y lo rechazan y luego enfurecen cuando uno intenta expresar algo? ¿Cómo funciona la cabeza de los demás? 0_0
¿Qué qué tiene que ver el cuento del burro, el niño y el abuelo con toda esta paja loca? Yo no sé, no respondo, no opino.
¿Qué crees tú?
SE ACABÓ
Comentarios
Aunque suene desconsiderado teniendo en cuenta tu estado de animo :S. Lo siento u.u.
Alguien dijo: "La mentira, es decir, el relato de las bellas cosas falsas, constituye el fin mismo del arte."
A mi me gusta más el silencio xD.
PD. me encanta la manera en que terminas el cuento!!!
Saludos!!!
Yo no sé porqué pero a muchos de nuestros amigos les gusta saber "no nuestra opinión" sino nuestra aprobación... supongo que a la mayoría no le importa ser aceptados por los demás pero los amigos ya son otra cosa =/
Besos n.n
Es por eso que uno no debe andar por la vida pensando en qué van a decir los otros, o con miedo a que te jusguen, porque lo harán.
Y yo sí estoy de acuerdo con que hayas dado tu opinión, porque la chama te la pidió. Si no le gustó, pues eso ya es otra cosa. Y tú no tienes la culpa de eso, lo que pasa es que ella es una persona inmadura y altanera que no acepta las opiniones ni consejos ajenos. ¿Entonces para qué coño de madre preguntas? Hay gente así.
En la vida hay que saber digerir opiniones y aceptar consejos, y ponerse a pensar por qué me dijeron que soy mala actriz o cantante, no porque esa persona me odie o me tenga envidia (eres su amiga, tú no le dirías eso por hacerla sentir mal), si no porque algo estoy haciendo mal.
No te censures, no te quedes callada. Si alguien te pide tu opinión, no tengas miedo de darla, aún cuando a esa persona pueda no gustarle.
Ánimo cielito, un beso
¿lo peor? que nunca aprenderemos
Lo siento por leer un poco tarde el post pero la maldita universidad no me deja gran beneficio y como dijera un profe de ahí:"SOLO NECESITAN 5 HORAS PARA DORMIR, UNA HORA POR DÍA" y así que veme aquí :D
pues sabes, me gusto el cuento aunque algo bruto en el final jajaja y por lo que te paso pues mándalo a chiflar a la loma, alguien que es tu amigo o que sea tu amigo aceptara toda clases de opiniones y mas si el/ella te lo piden y hablar con sinceridad, de nada sirve que que digas algo si no es la verdad.
Es verdad que las personas(yo también soy persona) llegamos a cometer cada estupidez, pero lo peor del caso es que algunos ni se dan cuenta, viven en una completa ignorancia de la vida, y si es cierto que los inteligentes hablan, pero los sabios callan. Sabes que es lo que hago en ese tipo de situaciones siempre pregunto esto antes de abrir mi bocaza: AGUANTARAS cualquier opinión que te de? si me dice que si, pues se lo digo y si se enoja con eso me escudo y si dice que no pues no para que hincharte el hígado con alguien necio...
y otra cosa los consejos para mi gusto se deben dar a las personas que en verdad las necesitan
y siempre estará en chino conocer las mentes de los demás
cuídate y saludos
Que mal que aquello haya sucedido, pero al menos ahora sabes lo poco que te estima esa "amiga".
Y mejor... ahora ya no gastaras saliva dando tu valiosa opinion a alguien que no lo aprecia y merece.
Saludos ^-^
Como decía, has asociado el cuento porque el abuelo, el niño y el burro solo recibían críticas negativas, y no daban sus opiniones, dado que las opiniones nunca son tan negativas como la mayoría de las críticas.
Consejo: habla con esa persona, pídele perdón, pero dile que es lo que piensas, y que todos tenemos diferentes opiniones, que a lo mejor te has pasado un poquito, ajá, pero que si no te acepta tal como eres, nunca te aceptará ;)
Aparte de las frases que has mensionado, hay otra que dice: ' Una respuesta honesta es señal de una amistad verdadera '
Quizás el secreto esté en la forma, en la manera como se dicen las cosas, las opiniones o sugerencias.
En fin, ¡haya paz chicas! No se dejen llevar por las emociones explosivas y tengan en cuenta que a la amistad hay que cuidarla, porque es bueno tener amigos, pero tengan en cuenta que conlleva sacrificios.
Besos.
Muchas Gracias Total
Amanda, ya regresé de vacaciones y tu aún no me haz devuelto a mi harem..... ¡¡¡¡YA LOS EXTRAÑO!!!!. ;D