Yo, la ex...

Está claro que uno no debe intentar cambiar a nadie, porque si a uno mismo le cuesta cambiar ¿se imaginan lo terrible que es tratar de cambiar a otra persona? Por supuesto, yo tenía eso muy claro, pero ¿qué más da? (pensé, ilusa).

La verdad que nuestra relación fue algo muy casual, él nunca me había visto, pero yo sí me había fijado en él. Coincidimos, de pronto, y desde ese instante algo surgió.

Lo que me encantó de él fue que era un tipo directo y sin miramientos, no le dio importancia a lo poco que nos conocíamos, ni tampoco a su status social. Simplemente me invitó a salir.
Como ustedes saben, yo soy una persona tímida, pero a él no le importó. Habló toda la noche sobre su vida, sus hijos (aunque no es casado), sus proyectos, lo mal que la está pasando en su trabajo, los viajes que ha hecho, el dinero, etc. Si bien al principio me pareció un hombre superficial y tal vez poco talentoso, luego me di cuenta que tenía un cerebro lleno de pensamientos muriéndose por salir. Me di cuenta que era un hombre confundido, que no sabía qué hacer, que se estaba dejando llevar por malas influencias y ejemplos y que, de paso, no quería ver más allá.
Pensé que tal vez yo, una chica práctica, podría mostrarle la realidad. Él no se negó y desde ese día comenzamos nuestra aventura, mi sueño se hizo realidad.

Me llevó de viaje y me presentó a sus amigos. La mayoría eran unos hombres muy vulgares y despiadados, vivían en la selva y traficaban con droga y mantenían gente secuestrada.
Otro amigo, era un morenito con cara de indio, que en cuanto vi, supe que no tenía un coeficiente intelectual demasiado alto. Se dedicaba a hacer cualquier cosa que mi novio le decía...y todavía lo hace.
Luego viajamos un poquito más y me presentó a su mejor amigo: un señor moribundo, barbudo y muy anciano. Casi no pude conversar con él porque está muy deteriorado, aunque digan que no.

Regresamos nuevamente a Venezuela y yo le dije que sus amigos me habían resultado curiosos. Se lo dije de frente: "No me gustan, son una mala influencia para ti, para todos. Apártalos, por favor" Pero él se molestó y no quiso escucharme.
Otro día me llevó a su trabajo, me dijo que tenía que verlo hablar y que esperaba que me gustara su discurso. Habló durante horas, insultó, gritó, se endemonió, habló mal de todo el mundo; mientras sus subordinados aplaundían.
Terminado su discurso vino a mí muy campante, le dije: "Querido, por eso es que el reysucho te mandó a callar, de verdad, amor, que hablas demasiada paja ¿Qué te parece crear un discurso más amoroso?"
Ese día enfureció y no hablamos durante más de una semana, pero luego vino a pedirme perdón. Volvimos a ser "semi" felices.

Otro día lo encontré desesperado firmando papeles y autorizando dinero para ciertos países que no lo merecen y que no tienen nada que ver con nosotros. "¿Por qué lo haces?" pregunté. "Porque hay que estrechar lazos y colaborar con nuestros hermanos" me dijo. "Pero, querido, a esa gente no le hace falta NUESTRO dinero, ellos jamás harían algo por nosotros. Además, la gente de aquí, que es la que importa, lo necesita y lo merece miles y millones de veces más que todos esos países a los que quieres halagar" dije, pero recibí una mirada fría como respuesta.

Decidí no molestar más, pero otro día un gringo, director de cine, vino a nuestro palacio a pedir dinero para una película sobre el asesino que es el Ché Guevara. Le dije que no patrocinara a ese señor, pero él me dijo que era un buen hombre que quería mostrar la realidad de las cosas.

Tiempo después decidió lanzar un nuevo paquete de leyes bastante preocupante. Yo le dije que NO iba a aceptar eso, que la gente no las merecía; pero él aseguró que eran necesarias para revolucionar. Después de eso decidí irme, pero él me volvió a convencer que me quedara.

No me quedé por él, sino por la comodidad que representaba estar con él. Pero, a pesar de eso, yo quería marcharme, dejarlo y poder odiarlo nuevamente.

Todo terminó ayer por la tarde cuando le dije: "Hugo, no soporto más tu actitud, ni tus ideas, ni tu revolución. No puedo creer que no veas la situación en la que nos has metido a todos. No quiero tus ideas de socialismo y comunismo, porque está claramente comprobado que eso NO SIRVE, nunca sirvió y nunca servirá. No soporto tampoco a los incompetentes que has puesto en los ministerios, ni a los gobernadores brutos y puercos que lograste poner en algunos estados del país. Para hacértelo más fácil, lo que quiero decir es que me voy y esta vez no voy a regresar"
Me miró fijamente y me llamó: "¡Escuálida, pitiyankee, agente de la CIA. Lárgate enseguida de Miraflores!"

Y así acabó nuestra relación. Ya sabía yo que estábamos condenados. Aunque a la vez me siento libre y feliz; sin embargo, me siento marcada porque creo que seré eternamente la ex...
Sí, yo, la ex del Presidente.

FIN

Lo anterior son divagancias que provienen del aburrimiento y del exceso del uso de las pocas neuronas que me quedan, nada de eso ocurrió (como obviamente saben, es decir sí que ha ocurrido, pero no conmigo siendo novia de ese señor). Sólo que no sé por qué razón me dio por releer este post en el que cuento el sueño que tuve con ese ser asqueroso y despreciable, de allí me vino a la mente crear la inutilidad anterior.

SE ACABÓ